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miércoles, 6 de marzo de 2013

TEORÍAS PEDAGÓGICAS


NEOMARXISMO
El término neomarxismo es una designación cronológica, pero responde a concretas determinaciones lógicas: el movimiento de renovación del marxismo que ha tenido lugar a mediados del s. XX. Aunque los representantes del movimiento han surgido en los más diversos países, su foco corresponde a una definida área geográfica: Europa central.
      El neomarxismo propiamente dicho sobreviene cronológicamente cuando las doctrinas de Marx se han afianzado como socialismo científico, recibiendo su expresión oficial en los programas comunistas que se desarrollan en la U.R.S.S. desde la revolución de 1917. El neomarxismo surge así con la intención de proponer una interpretación de la obra de Marx no condicionada a los dictados del aparato oficial, erigido a través del partido en intérprete autorizado de la misma. Este movimiento corre, pues, paralelo a la consolidación de las doctrinas de Marx en sistema rígido bajo la inspiración del partido como lo exigió Lenin y bajo la política cultural del régimen jerarquizado como lo estableció Stalin. Con la muerte de este último (1953) y con la denuncia de la dictadura personalista que caracterizó su mandato hecha por Kruschov (1956), los esfuerzos dispersos del movimiento salen a plena luz, tomando carta de naturaleza la tendencia agrupadora de muchas figuras que ofrecen profundas diversidades entre sí, pero que coinciden también en muchos rasgos. Esta tendencia genérica es la que propiamente merece el calificativo de neomarxista. En ella coinciden viejos disidentes desarticulados en la época del comunismo monolítico y jóvenes intelectuales que se dan a conocer en el ambiente de las tendencias policéntricás y liberalizadoras que vienen después.
      Sigue siendo pieza central de la corriente neomarxista el materialismo, pero paliando algunas de sus consecuencias -denunciadas por la historia y puestas de especial relieve al difundirse en los ambientes culturales europeos los intereses antropológicos y existenciales mediante el recurso a algunas ideas sobre la creatividad humana. Ya los mismos Marx y Engels se sintieron incómodos ante el problema de interpretar la historia y sus contenidos partiendo de una base rígidamente económica, y es precisamente en las oscilaciones de éstos donde se apoya el neomarxismo. La estructura material de la historia tuvo que ser ampliada por el propio Marx en contacto con la nueva fundamentación de la biología hecha por Darwin y con la interpretación positivista de la cultura. La fe en el economismo que traduce el prefacio a la Crítica de la economía política fue en parte minada por el propio Marx en la introducción que preparó para esa misma obra.
Rasgos concretos del movimiento.
a)    El neomarxismo implica un intento de vuelta a Marx, para darle una interpretación diversa de la oficial.
b)    Del conjunto de la obra. de Marx adquieren especial relieve para estos autores los escritos de la época de su juventud. Con la vuelta al Marx joven adquiere importancia la filosofía de Hegel.
c)    La vuelta al Marx joven significa colocar en primer plano los intereses antropológicos, bajo la forma de una filosofía humanista. Los neomarxistas hablan así de trasformar el sistema marxista para llegar a un «humanismo total». Las nociones de cosificación, alienación, subjetividad, persona, tienen así un gran relieve en la polémica entre estas dos corrientes del marxismo. La versión dogmática del marxismo tiende hacia el totalitarismo, y el totalitarismo «se opone a la realización total del hombre», ya que en él se vacía a los sujetos de su interioridad, de su conciencia y motivos personales, instrumentalizándoles al servicio ciego de una causa.
d)    El tema del hombre total es interpretado por los neomarxistas como la «autocreación del hombre» mediante la praxis. De esta forma la discusión se centra sobre las relaciones entre la infraestructura socioeconómica y las superestructuras culturales.
e)    En dos esferas incide fundamentalmente este subrayado de lo supraestructural: en la del arte y en la de la moral. La cuestión relativa al arte significa una toma de posiciones respecto al «realismo socialista». Entronizado como estética oficial del marxismo desde 1934, implica entender el arte como reflejo exacto de los cambios históricos hechos conciencia en la jerarquía inspirada del partido. La inteligencia tenía asignado el cometido de fabricar armas para la lucha en vistas al triunfo comunista: su ley era la disciplina y el servicio. Contra este concepto de la estética reacciona, p. ej., Lukács, no sin zigzagueos, postulando un «gran realismo», que, sin romper con Marx, tenga la vista puesta en el progreso y la libertad.
f)     Más importante si cabe y más significativo es el tema moral. De Marx se ha dicho que, con mentalidad de moralista, excluyó de su obra la moral. Frecuentemente se ha visto el socialismo científico incompatible con cualquier forma de tratado ético. Sin embargo, los mismos marxistas encontraron incómoda esta laguna y se apresuraron a intentar llenarla. El marxismo dogmático acudió para ello a procedimientos parecidos a los empleados en relación con la estética, es decir, por medio de dictados. Pero la moral así establecida forma parte del aparato totalitario, manifestándose como instrumento de represión, y evacuando el significado mismo de la dialéctica. El n. se caracteriza por acentuar los aspectos éticos dándoles un tono libertario y diciendo que ésa es la explicación adecuada de ideas fundamentales del propio Marx, aunque sólo implícitas en su obra (G. Della Volpe, Umanesimo positivo e emancipazione marxista, o. c. en bibl., 128). Su posición consiste, pues, en afirmar que, por debajo de las ideas económicas de Marx, hay un mensaje ético, un fundamento humanista, que es lo que le da su fuerza radical. En otras palabras, si cabe describir la posición del propio Marx como la afirmación de la identidad entre filosofía y economía, ética y ciencia, hombre e historia; el marxismo dogmático acentúa el momento económico y científico; mientras que el n. proclama, en cambio, la filosofía, la ética y el hombre frente a la economía y la ciencia.
g)    Las consecuencias prácticas de esta toma de posiciones son amplias. Así los neomarxistas sostienen que en el terreno político se impone hoy el policentrismo revolucionario; en el terreno social, la coexistencia, y en el cultural, el diálogo. El marxismo oficial ha denunciado estas tomas de posición como una capitulación; quienes las defienden afirman que se trata de una realista vuelta a Marx para revalidar sus tesis en las condiciones históricas del presente.
      3. Visión de conjunto. Un juicio valorativo sobre la corriente neomarxista, puede hacerse tanto desde el punto de vista político como del filosófico. Por lo que respecta a lo primero hay que señalar que si bien el neomarxismo ha tenido amplio eco en ambientes universitarios e intelectuales, no ha conseguido hasta ahora dar lugar a un movimiento político de envergadura o a una revisión de las posiciones de los partidos comunistas. Su influjo se ha mantenido en los ámbitos académicos, alcanzando todo lo más a grupos minoritarios o a movimientos de juventud cuya consistencia o posibilidad de incidir fuertemente en la acción política aún no ha sido demostrada.
      Desde la perspectiva filosófica el neomarxismo representa, como decíamos, un intento de renovar el marxismo poniéndolo en relación con ideas antropológicas provenientes tanto del antiguo pensamiento ilustrado como del moderno existencialismo. Ese intento puede a su vez ser juzgado o desde la perspectiva de la historia interna del pensamiento marxista y de las perspectivas sociológicas con él relacionados, o, más radicalmente, desde la perspectiva de la verdad filosófica sin más.


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